domingo, 11 de enero de 2015

DÍA 4: EXCURSIÓN A UKAI TORIYAMA


Nos habían recomendado madrugar mucho para visitar el mercado de pescado más grande del mundo. Bueno, más que nada para ver la subasta de pescado de las 6 de la mañana. Pero después del tute de caminar los dos días anteriores, decidimos tomárnoslo con calma hoy.

Así que hicimos nuestro ritual matutino: desayuno en el hotel y café fuera, sin prisa pero sin pausa.

Cogimos el metro desde la estación de Shinjukugyoemmae hasta Ginza. Y desde Ginza transbordo hasta Tsukiji, para visitar el Tsukiji Market.


Hay que decir que sobre las 9 de la mañana que fue cuando llegamos, no habían grandes cantidades de pescado ya. Pero aún tuvimos la suerte de ver como cortaban un atún con una catana enorme y lo jugosos que parecían los lomos… Seguro que estaba riquísimo!



En los alrededores del mercado, es típico desayunar sushi en los restaurantes que hay para degustar el buen pescado. No es el lugar más económico, pero sí una gran experiencia.


Desde Tsujiki, cogimos el metro hasta Tokyo Station. Allí teníamos que coger un tren local hasta Takao. Y eso fue precisamente lo que hicimos. Pero… oh! inconvenientes de no saber japonés: el tren que en principio era directo, se bifurcó en un punto del camino que aún no sabemos. Preguntando, nos dijeron que teníamos que volver atrás unas cuantas estaciones y finalmente conseguimos llegar a Takao media hora más tarde de lo previsto.

Desde Takao, teníamos que cambiar a otro tren local (pagando un pequeño suplemento a parte del Japan Rail Pass) que nos dejaba en Takaosangu-chi.

Desde la estación mismo, hay un autobús que te lleva de forma gratuita al parque natural donde se encuentran dos restaurantes muy exquisitos de comida japonesa.


En entorno es rural y todo verde, una maravilla de lugar rodeado de bonitos jardines, puentes y cascadas. El restaurante en si era una casa típica japonesa donde nos atendieron de maravilla y comimos aún mejor. Gracias a nuestro amigo por la recomendación!


El personal del restaurante nos recibió a la salida del autobús y nos acompañaron hasta un hall de espera. Desde allí, nos llevaron hasta las salas privadas donde se servía la comida. Las estancias muy bonitas, donde reinaba el silencio y la tranquilidad, todo ello acompañado por un entorno insuperable!



Al entrar, nos hicieron dejar los zapatos en una repisa y nos acompañaron a la planta de arriba que era donde se servía la comida. Las mesas eran muy bajitas y parecía que estabas casi comiendo en el suelo.
Escogimos uno de los menú degustación que tienen.
El personal no habla inglés, aunque el menú sí que lo tienen en este idioma.  Ellos van haciendo sus cosas y a veces te hablan como si les entendieras, pero tan sólo con asentir, todo funciona a la perfección.
En cada mesa hay una piedra sobre la que colocan una parrilla y cocinan algunos platos delante tuyo.  Tuvimos la suerte de poder probar la famosa carne de Kobe! Riquísima, se deshacía sola en la boca… mmm… que pena que sea tan cara! Aunque casi todos los platos (menos los postres de judía roja que no nos  gustaron) estaban muy buenos.



Tras la comida, dimos un paseo por los jardines e hicimos infinidad de fotos…  son realmente bonitos!





Volvimos a coger el mismo camino de vuelta a Tokyo, una hora de trayecto hasta la capital. Una vez en Tokyo Station decidimos coger el metro e ir a ver la Torre de Tokyo, que se encuentra justo al lado del Templo Zozo-ji. No subimos a la torre porque ya habíamos estado el día anterior en la Sky Tower Tree que era mucho más alta.
Como veis, es una réplica (a menor escala) de la famosa Torre Eiffel de Paris.


Justo en esas fechas, estrenaban la nueva película de Doraemon. Y en el centro comercial de Rappongi Hills había una exposición de 60 muñecos para promocionar la película, cada uno de ellos con un invento diferente. De esta manera tan divertida, finalizamos nuestro día no tan de relax después de todo…





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