Después de comer y descansar un poco, visitamos el Singapore Botanic Gardens (a demás de bonito es inmenso!), dónde vale la pena visitar el National Orchid Garden. Y paseamos por Orchard road, la calle comercial por excelencia de Singapore.
Orquídea del jardín botánico
A media tarde, hicimos una parada en famoso Raffle's Hotel, de estilo colonial, edificio precioso. Y ahí, está el Long Bar, dónde hay que tomar el famoso cocktail singapureño llamado "Sling" (de frutas y algo de ginebra). Tal vez es un poco caro, ya que cuesta 25 SGD, pero la experiencia lo merece. La decoración del bar es preciosa, los paypays del techo meciéndose de tal forma que hacen el aire (acondicionado) del lugar y el cesto de cacahuetes para acompañar (que te van rellenando de forma rápida los camareros). Es divertido esto de tirar las pieles al suelo y pisarlos. Debéis ir a verlo!
Long Bar at Raffle's Hotel
Por la noche, nos dirigimos a las afueras de Singapore, a la zona de la playa. Lo que más me sorprendió de la escena, fue todos los barcos mercantiles haciendo cola para entrar en el puerto de la ciudad... habían cientos! Y de noche, aún era más impactante.
Justo en el paseo marítimo, degustamos uno de los platos más típicos de Singapore y uno de los más buenos que he probado nunca... el cangrejo picante! Exquisito!!! Hay que probarlo ni que sea una vez en la vida...
La estancia en Singapore estaba tocando a su fin. Era ya el tercer día y el último. Y además... el día nacional! Los Singapurians estaban de fiesta mayor, y todo el mundo esperaba ansiosamente la noche para disfrutar de los fuegos artificiales.
Por la mañana, acabamos de dar un paseo por los alrededores de nuestro barrio, en Clarke Quay, que ya tocaba! A mano izquierda de nuestro hotel, había como una pequeña zona financiera con edificios muy bonitos. Y a mano derecha, dirección al embarcadero de Clarke Quay, dónde hay restaurantes y una pequeña zona comercial. Justo desde ahí, salen los barcos que dan un paseo por el río y te llevan hasta la zona de Marina Bay.
Ya de tarde, para dirigirnos hacia la zona de Marina Bay y disfrutar de los fuegos artificiales, pasemos por el lado opuesto a Clarke Quay disfrutando de estas maravillosas vistas:
Todo sea dicho, los fuegos artificiales no fueron tan espectaculares ni como esperábamos, ni como lo son aquí en España. Pero valió la pena ver como los ciudadanos se preparaban y vivían el momento y noche mágica.
Finalizo mi relato de esta gran ciudad, que me sorprendió gratamente, con una imagen de la bandera del país escenificada en el edificio más emblemático de la ciudad. Singapur... una ciudad a la que volvería!
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